miércoles, 16 de marzo de 2011

Finca La Promesa

Les dejo algunos datos de Finca La Promesa con sus etiquetas TRAPEZIO. Muy buena variedad en vinos y excelente calidad. Equilibrados y sencillos.








Variedades

Merlot:
Superficie plantada: 3,6 ha
Sistema de conducción: Parral Densidad: 2200 plantas por ha
Rendimiento: 10000 kg por ha

Malbec:
Superficie plantada: 2,4 ha
Sistema de conducción: Espaldero
Densidad: 3333 plantas por ha
Rendimiento: 8000 kg por ha

Cabernet Sauvignon:
Superficie plantada: 1,6 ha
Sistema de conducción: Espaldero
Densidad: 4166 plantas por ha
Rendimiento: 8000 kg por ha

Cabernet Franc:
Superficie plantada: 0,6 ha
Sistema de conducción: Espaldero
Densidad: 4166 plantas por ha
Rendimiento: 8000 kg por ha

Bonarda:
Superficie plantada: 0,4 ha
Sistema de conducción: Parral
Densidad: 2200 plantas por ha
Rendimiento: 11000 kg por ha Lluvias y Riego

Luján de Cuyo tiene un promedio de lluvias anuales de sólo 220 mililitros, pero compensa su falta de lluvias con la inigualable agua de deshielo de los Andes, reconocida en el mundo por
su sabor y sus propiedades químicas. En Finca La Promesa sabemos que la cantidad y calidad del agua recibida por la planta es clave para desarrollar un vino de excelencia. Por eso implementamos un sistema de riego por goteo, para poder controlar el estrés hídrico necesario de cada una de las cepas del viñedo. A la vez construimos un estanque de cuatro millones de litros que nos permite independizar nuestra necesidad de los eventuales deshielos.

domingo, 6 de marzo de 2011

Malbec Top Design: Que el mundo conozca tu estilo




Bajo esta premisa nace un nuevo concurso de etiquetas de vinos Malbec. Un destacado panel de jurados nacionales e internacionales evaluará la imagen de los vinos argentinos.

Fuente: Área del Vino

Fabricio Portelli, Andrés Rosberg, Adriana de la Mota, Mariano Braga y Edgardo Castro, los jurados nacionales del concurso de etiquetas de vino "Malbec Top Design" opinan sobre la imagen del Malbec y brindan las claves para generar etiquetas exitosas.

La primera botella la vende la imagen y de ahí en más, su contenido y la mano del enólogo. Por eso, la etiqueta de una botella no es algo insignificante. Según Mariano Braga, sommelier y licenciado en Comercialización, especialista en Marketing del vino, "la etiqueta es la primera impresión que un consumidor se lleva de la bodega, con lo cual, ese impacto visual que se genera es decisivo.

En este sentido, Adriana de la Mota, asesora de vinos internacionales, destacó que "la bodega deber reflejar genuinidad, seriedad y confianza, ya que el que compra un producto debe volver a hacerlo. Cuando hablo de seriedad quiero decir que si se dice que es un vino de guarda, lo sea; que si dice ser un vino joven, lo sea. Creo que muchas veces, por marketing y demás, se engaña al consumidor y esto es negativo. El que fue desilusionado por un producto, no lo compra más".

Por su parte, Fabricio Portelli, director de la revista El Conocedor, resaltó que "la etiqueta si bien no representa un 100% la imagen del vino y la bodega, debe insinuar. Es como un cartel de la ruta que te indica el camino y la distancia para llegar a un destino. De esta forma, debe reflejar un mensaje claro, simple y directo, que no significa sobrio y minimalista. Debe estar en línea con su lugar de pertenencia y si dicho lugar es víctima de la moda, deberá estar a la altura de las circunstancias. Si se trata de un lugar tradicional, puede mantener la imagen tradicional de la zona o apelación".

Mariano Braga, aseguró que una etiqueta "debe estar basada en el espíritu de la bodega o el vino. Por ejemplo, un vino orientado a un consumidor más bien tradicional difícilmente pueda montarse en base a colores estridentes, formas excéntricas o nombres graciosos, ya que todos estos ítems probablemente se contrapongan a lo que el target está esperando recibir".

Por otro lado, Edgardo Castro, diseñador industrial especializado en Gráfica, explicó: "La etiqueta es una representación de sugerencias que el público deberá completar en base a sus experiencias, sus conocimientos y su sensibilidad. Las mejores etiquetas son las que sugieren mucho pero no dan mensajes explícitos, están más cerca de la valoración estética que de la descripción objetiva. Obviamente una etiqueta debe basarse en datos objetivos para, a partir de ahí, dar las pistas que permitan la construcción de la identidad".

"Un ejemplo sencillo se podría dar comparando un vino ligero y frutado con uno de gran intensidad y cuerpo con taninos fuertes. Pareciera que lo más pertinente sería que el primero tenga una imagen alegre, liviana y femenina mientras que al segundo le correspondería más la sobriedad y la discreción. A partir de esos conceptos, el diseñador deberá aportar elementos visuales que contribuyan a la construcción de una imagen que permita representar adecuadamente al producto. No creo que necesariamente el vino deba representar a la bodega. La idea de lo que debe representar la vestimenta de la botella depende del el tipo de posicionamiento y desde qué imaginario se lo quiera ubicar. Allí es donde interviene fuertemente el área de marketing".

Etiquetas = Argentina y Malbec

¿Cómo transmitir mi bodega, Argentina y Malbec en un sólo lugar? Ante esto, Mariano Braga resaltó que "la diferenciación de la variedad es un punto decisivo y las etiquetas que logren transmitir las bondades de la cepa y la percepción que el consumidor tiene de ella, seguramente llegará lejos; así como su historia". Además, "la vinculación directa con Argentina creo que es el punto decisivo".

Portelli tiró una señal para un trabajo a futuro y es que "todas las etiquetas deberían tener un factor común y más si se trata de Malbec argentino, como un slogan, una denominación, un iso o un icono, algún punto que las identifique y las diferencie del resto. Por supuesto que este objeto/palabra debería remitir a alguna ventaja diferencial de nuestro país".

Por su parte, Castro aclaró sería interesante que las bodegas comiencen a apelar a lo regional como punto de partida. "Un detalle interesante que no quiero obviar, es que la identificación de un vino nace de una tarea conjunta, es un trabajo de equipo que, entre otros, tiene a dos protagonistas indispensables: el diseñador y el enólogo. El creador del vino es el que lo define y el responsable de los aromas y sabores que lo caractericen. El diseñador será el responsable de comunicar esas característica".

Andrés Rosberg, sommelier profesional, presidente y co-fundador de la Asociación Argentina de Sommeliers, mencionó que "la mejor manera de transmitir nuestra bodega, vino y variedad es que haya consistencia entre la marca, el posicionamiento y el producto que hay dentro de la botella. Por ejemplo, si da la imagen de un vino caro y el producto es un vino de rango medio-bajo no hay coherencia. De este modo, reflejar, la visión del vino, de la marca, y la historia, debe contar algo".

"Además -continuó Rosberg- algo que no está funcionando es atormentar al consumidor con información de poca relevancia en sus contra etiquetas, sino que el mensaje debe proveerle de información al consumidor de lo que está comprando, como la la procedencia, si es un corte, la región el viñedo, entre otras cosas".

Finalmente, indicó que "Argentina en general está transmitiendo bien su imagen, esto de pertenecer al Nuevo Mundo, pero que a su vez es una de las regiones más tradicionales. Lo más importante, es no perder la elegancia, que muchas veces por ser innovador se cae en lo grotesco".

¿Qué debemos tener en cuenta antes de crearla?

"A la hora de crearla -explicó Adriana de la Mota- el diseñador y bodega debe pensar a qué público va dirigida, los colores, las letras, el logo, etc., todo debe apuntar hacia un mismo objetivo y transmitir el mismo mensaje".

Ademas, Portelli agregó que "el bodeguero debe tratar de transmitir una línea entre el vino y la bodega pero deber tener en claro el marco de referencia para saber si hay que transgredirlo o seguirlo, el feedback de sus clientes (retail - resto - vinotecas)".

Según Mariano Braga, "la clave radica en encontrar un equilibrio entre los aspectos internos (la bodega y el contenido de la botella propiamente) y los aspectos externos (lo que los consumidores, en definitiva, ven). Si se encuentra un punto en común entre ambos factores, el resultado tiene que ser bueno".

Portelli aclaró que más allá de estos tips, las bodegas y diseñadores deben dejar de incluir en las etiquetas notas de cata y maridajes, "porque lejos de ser un servicio (como el origen, la crianza y la temperatura de servicio), confunden al consumidor.

Información que no debe faltar en una etiqueta

Según los jurados nacionales, hay información estandarizada que no debe faltar, pero hay mucha otra que debemos transmitirla. "Por ejemplo, hay muchos consumidores que aún no entienden cómo de un varietal, en este caso Malbec, hay vinos de $12, $25, $70 y más de $100. ¿Qué los hacer diferente? En primer lugar, la materia prima, la zona, el tipo de elaboración, si pasó o no por madera, entre otras cosas. Entonces esta es la información que debe tener al alcance de la mano, la persona que lo va a comprar.

En caso de Argentina ante el mundo, se deben cuidar más los detalles anteriores, teniendo en claro, que todo el que paga, quiere lo mejor", puntualizó Adriana de la Mota.

Asimismo, Braga indicó que "nunca debe faltar primeramente la información legal obligatoria. Por otro lado, hay básicamente dos tendencias bastante contrapuestas: por un lado las etiquetas informativas (aquellas que intentan transmitir la mayor cantidad de cualidades de ese vino, dando información técnica de su elaboración, consejos de servicio, ubicación de los viñedos, entre otros; son en general diseñadas con el propósito de ayudar a los consumidores a que seleccionen el vino correcto, reduciendo las posibles sensaciones negativas luego de la compra) y por el otro, las etiquetas persuasivas (basadas en un tema o isologotipo promocional, y la información al consumidor es secundaria, en general limitándose a incorporar solo el contenido legal mínimo). Ambas ideas son válidas".